sábado, 21 de julio de 2012

El descenso del Curiosity: Los siete minutos de terror



La NASA se ha referido a los momentos previos del aterrizaje del Curiosity en Marte como «los siete minutos de terror». El próximo 6 de agosto, cuando el día apenas haya empezado en España, el mayor y más sofisticado vehículo robotizado que jamás haya sido construido se posará sobre la superficie marciana en una compleja y arriesgada maniobra de precisión. Pero es posible que estos peligrosos movimientos ocurran a ciegas.

La agencia espacial estadounidense ha admitido que el satélite Odyssey, el principal observatorio para seguir la pista al rover durante el descenso, puede no estar en el lugar más adecuado para enviar la señal. A no ser que la órbita del satélite sea modificada en las próximas semanas, la NASA no sabrá durante horas si su valioso artefacto ha llegado sano y salvo. 


El Curiosity antes de partir hacia el planeta rojo.

 
Según ha informado la agencia espacial, el satélite Odyssey, que iba a registrar el aterrizaje del Curiosity a los pies del monte Sharp, en el centro del cráter Gale, ha cambiado su órbita alrededor del ecuador del planeta por un fallo técnico. Los ingenieros han sido capaces de recuperar el satélite, pero ahora se encuentra en una órbita distinta, lo que hace imposible ver y grabar los siete minutos de descenso y aterrizaje. Otras dos naves que vuelan alrededor de Marte estarán pendientes de la llegada, pero los datos de una llegarán más tarde y la otra no estará alineada para ver el último minuto de vuelo.

El Curiosity aterrizará a las 7.31 (hora peninsular española) dentro del cráter Gale, de 155 km de diámetro. «El aterrizaje del Curiosity es la misión de la NASA más difícil que se haya intentado en la historia de la exploración planetaria robótica», afirma John Grunsfeld, administrador de Ciencia Espacial de la NASA, en la sede de Washington. 


 Recreación del aterrizaje del Curiosity en Marte.

Para lograr la precisión necesaria para aterrizar con seguridad en el interior del Gale, la nave de una tonelada planeará en la atmósfera superior del planeta en lugar de caer como una roca. Para aterrizar, debido a su enorme peso, se utilizará un método distinto al empleado hasta el momento con otros exploradores, que eran lanzados con un airbag. Los ingenieros de la misión en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California, han diseñado un método denominado «Sky Crane». Una mochila con retrocohetes que controlan la velocidad de descenso bajará al rover con unas correas justo antes de tocar tierra. 


Trayectoria del descenso a ciegas que realizará el Curiosity.


Durante un período crítico que dura solo unos siete minutos, la nave que lleva el Curiosity debe desacelerar de unos 5.900 metros por segundo a tres cuartas partes de un metro por segundo, velocidad a la que se posará sobre el suelo marciano. «Esos siete minutos son la parte más difícil de esta misión», afirma Pete Theisinger, director de la misión den el JPL. «Para que el aterrizaje tenga éxito, cientos de eventos tendrán que funcionar, muchos de ellos en una fracción de segundo y todo ello controlado autónomamente por la nave espacial. Hemos hecho todo lo que se nos ha ocurrido para tener éxito. Esperamos colocar el Curiosity con seguridad en el suelo, pero no hay ninguna garantía. Los riesgos son reales».

Fuentes: abc.es, nasa.gov

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